¿Tristeza y vacío después del sexo?

Por: Mónica Alicia Roca Cogordan
Tuvo un encuentro sexual que deseaba, incluso el orgasmo fue muy satisfactorio. Poco a poco y en cuestión de segundos o minutos, esa sensación de placer se convierte en melancolía, angustia, ansiedad, molestia o enojo. O todas estas emociones juntas. "Quiero alejarle de mí" "No sé qué hago aquí" o cuando voltearse a dormir con ese vacío y tristeza que surge después de lo que fue un placentero encuentro erótico, es lo único que queda. Es como si la magia se hubiera desvanecido y se abre camino a una sensación de desconexión, arrepentimiento, cansancio, tensión, debilidad y vulnerabilidad. ¿Cómo es posible que tras el gran placer aborde una sensación tan extraña, incómoda e inesperada?
¿Cuánto dura esta sensación? Puede ser que se experimente por cuestión de algunos minutos, horas o hasta incluso un par de días o hasta una semana. Puede ser que ocurra en una o pocas ocasiones, o que sea un patrón recurrente. Informes iniciales en el tema expresan que la mitad de la población lo ha experimentado o lo experimentará al menos una vez en la vida.
La disforia postcoital es una vivencia de la cual desconocemos su prevalencia, pero afecta tanto a hombres como a mujeres. Se puede presentar en cualquier persona, incluso, después de la masturbación.
¿Qué puede haber detrás de esta vivencia? Miedo al rechazo, miedo al abandono, insatisfacción en la relación, inseguridad, depresión, ansiedad, una historia de abusos o simplemente una etapa difícil de atravesar por ser estresante. Las causas pueden ser múltiples.
En mi práctica he encontrado esta vivencia en personas de ambos sexos cuando la relación comienza a manifestar quiebres, rupturas o ya se vive con insatisfacción dentro de la convivencia. Lo he encontrado también presente en personas que viven con temporadas de ansiedad. Y como en la mayoría de los casos, las dificultades de los conflictos emocionales y de relación, se manifiestan en las relaciones sexuales.
Esta afección es más común de lo que se piensa y cualquier persona es susceptible de vivirla, independientemente de la orientación, género o identificación sexual. No es un trastorno o una condición que determine el resto de la vida sexual, por el contrario, nos ofrece la posibilidad de mirar lo que genera inquietud en la vida personal o en la relación y hacer los ajustes necesarios.
¿Te ha sucedido? Tenemos el derecho de experimentar plenitud sexual en todas las etapas. El cuidado posterior mutuo al encuentro sexual es una parte clave para aumentar la vivencia de satisfacción, puedes hablarlo con tu o tus parejas para favorecer este cuidado mutuo posterior. Es nuestra responsabilidad conocernos, cuidarnos y tener las conversaciones pertinentes.
Y si te inquieta de más y el sexo en lugar de ser una experiencia gratificante, tiene un efecto negativo, busca acompañamiento terapéutico, para encontrar las causas y mejorar la calidad de vida y tu bienestar sexual.